viernes, 20 de septiembre de 2013

La Cosmografía de Hernando Colon - 3



A continuación se consignaba el tipo de jurisdicción a la que estaba adscrito, que según el criterio y las fuentes del emisario, podía omitirse o enfatizarse. Se aclaraba si la población era lugar de señorío, citando el rango nobiliario del propietario: «es del conde de Ureña. A veces se marcaban las cabezas de obispado «Astorga... es en el reino de León y es del marqués de Astorga y cabeza de obispado...», o la subordinación a la iglesia de forma imprecisa. En las provincias de Ávila y Segovia suelen identificarse los lugares de realengo, citando la pertenencia a una tierra determinada: «Tierra de Sepúlveda», o a una ciudad: «es de Segovia», e incluso las beheterías (donde los vecinos tenían derecho a elegir a su señor). Se distinguen lugares fronterizos como en el caso de Logroño, frontera de Castilla con Navarra: «Logroño... es frontera de Navarra, que no hay otro lugar en medio de manera que está a media legua del mojón...». El último de los datos calificados como obligatorios era la distancia entre poblaciones, expresada en leguas. En los itinerarios lineales se anotaba la distancia al siguiente pueblo, y en las descripciones radiales, a los núcleos urbanos de alrededor, añadiéndose —solo a veces— las características del terreno y de los lugares que se han de cruzar. De esta forma, hay localidades en las que se detenía el emisario para consultar sus datos y recoger la posición de las poblaciones más próximas que actúan como centro de radiación. Como lugares principales que eran, se anotan sus características jurídicas, administrativas o urbanas, mientras que en las poblaciones periféricas solo se indicaba la distancia. La apreciación mínima es de media legua, aunque en ciertos casos se sitúan elementos a un tiro de ballesta o un tiro de piedra (una centena de metros). Las leguas son variadas y están relacionadas con el tiempo que se tardaba en recorrer el camino andando: las leguas «largas» o «en cuesta» debían transitarse con mayor lentitud que las leguas «llanas» o las leguas «cortas». Las comprobaciones que hemos realizado comparando mapas antiguos y modernos reflejan que algunas estimaciones no eran muy acertadas, hallándose afectadas por las sinuosidades del camino, la pendiente del terreno, apreciaciones erróneas y confusiones a la hora de identificar los lugares.

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